Un oasis reconfortante
La semana
pasada nos visitó Joaquín Berges. Su
verbo fluido, divertido y ameno nos atrapó desde el minuto uno. En la coctelera
de su discurso aparecieron juntos Harold Lloyd y la fruta del Jalón, Muñoz
Molina y Los Roper. Endorfinas, risas, llantos, hipotensiones, Nanni Moretti y
cientos de ideas, de conceptos, de recuerdos, que surcaban nuestra biblioteca a
ritmo vertiginoso. En su haber, además
de honrarnos con su presencia y de regalarnos el placer de poder leer sus
novelas, el conseguir juntarnos un jueves otoñal, más cerca ya de la noche que
de la tarde, a una treintena de personas dispares. Padres, madres, profesoras y
profesores, alumnos, amigos, que fueron
capaces algunos de realizar más de cien kilómetros de viaje para hablar de
literatura, para expresar que hay historias que les siguen emocionando y
divirtiendo, que siguen teniendo la necesidad de construir la realidad con lo
que existe y con lo que desean que exista. Una tarde mágica que nos dejó crear
alrededor de Joaquín Berges la cadiera imaginaria para contarnos las historias
paralelas a las que Luis, Sandra, Carmen, Valle o Everest nos habían propuesto
en la sitcom que resulta ser “Vive como
puedas” la novela que llevábamos entre manos.
Historias, que no hace falta a veces que verbalicemos, pero que sabemos
interpretar, como la de Marisol que tras su jubilación sigue apareciendo
puntualmente en nuestro Club de lectura buscándose la vida y el viaje para
poder llegar hasta Épila o la de Carmen
que tras un día duro en lo profesional y en lo deportivo regresó al
instituto a compartir la sonrisa y su reflexión con todos nosotros, como las de
Elena, Ignacio, Fernando, Mª José, Raúl,
Daniela.. Historias como las de otros compañeros y compañeras, padres y madres,
alumnos y alumnas que hicieron un hueco
entre lección y lección o modificaron su horario laboral para estar en la
biblioteca del centro, hablando, soñando y riendo con un trozo de la vida de
los otros y de nuestra vida abrigados por el calor humano benevolente de la amistad,
mientras afuera hacía mucho frío.
Fernando Pablo
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